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Candanal, tierra rica en frutales

Candanal, tierra rica en frutales

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El Valle de Candanal, aún siendo tan profundo, es muy soleado, de ahí la abundancia y variedad de sus frutales.

Era rico en cerezales, estaban plantadas a las orillas de las fincas para que no dieran sombra, ni entorpecieran la faena de segar y curar la hierba. Las variedades eran las siguientes: 

  • La "Francesa", grandes y carnosas de color rosáceo, eran escasas por lo que eran muy valiosas.
  • Las "Negras", más pequeñas pero muy dulces, de color granate oscuro, prácticamente negro.
  • Las "Tempranas" eran las primeras (de mayo) de poco sabor pero muy esperadas por ser las primeras.
  • Las "Ramoniegas" muy sabrosas y muy abundantes en el árbol.
  • Las "Llavianas" muy dulces y grandes, muy cotizadas para vender.

También había higueras, figos tempranos y los miguelinos que maduran por la fiesta de San Miguel en adelante.

Piescos, una especie de melocotones de menor tamaño y de buen sabor.

Guindes, en el mes de julio, muy cotizades para hacer licor de guindas con aguardiente, azúcar y unas hojas de hierba luisa. Solían subir las mujeres a recogerlas "coyer" de una en una. En mi casa también las cogía mi abuelo que era de baja estatura y poco peso. A otro día, bien temprano, sobre las cuatro de la madrugada salían con el burro a venderlas a Gijón a la Plaza del Sur, a la plaza de San Agustín o por las tiendas de ultramarinos. Con el paso del tiempo se dejó el burro por el autocar (Autos Riestra).

Ciruelas o ñisas, de Francia, grandes y de excelente sabor, y Claudias, ñisos de color morado.

Alrededor de las casas solía haber uno o más limoneros y un naranjal (tal vez debido a cierto microclima del valle). Pero lo que más abundaba era la manzana de mesa, se recogía en el primer menguante de octubre, se cogía a mano y con mucho mimo para que no se golpeara pues iba para el embarque. Se echaba en paxos (cestos grandes y abiertos con dos asas pequeñas). Se subían al hórreo y allí se extendían con cuidado sobre hierba seca. Todavía recuerdo el agradable olor inconfundible que desprendían de manzana en su punto de maduración. En el mismo otoño venían los compradores, casi siempre solía ser el mismo "Terio", un señor de Niévares de gran seriedad y que pagaba un justo precio. Con él venían algunas chicas del pueblo para contarlas pues se vendían por docenas. Las seleccionaban mucho, sólo querían las de buen tamaño, muchas para salir en barco hacia otros lugares.

Las variedades más cotizadas eran Perumingán, García Sol, Chata Encarnada, Reineta Pinta, Aurelian, Relova, Carapanón, Panera (especial para asar). Algunas de estas variedades han desaparecido lamentablemente. Hoy tampoco se recoge la manzana de mesa, excepto para consumo familiar.

Este valle fue y sigue siendo rico en manzana de sidra, se recoge en otoño y se lleva al "llagar" más cercano (Sidra Tomás; Sidra Vallina). De otros concejos también venían en camiones a recogerla, esta ya se echaba en sacos o a granel. (Sidra Peñón, Arbesu, Acebal, Trabanco,...) Primero se llevaban con el carro y les vaques, luego llegó el tractor, el famoso Pascuali muy apto para las pumaradas por ser pequeño. Mucha manzana salió para el País Vasco, concretamente a San Sebastián, esto lo gestionaba Norín de la Giralda. En la actualidad la manzana de sidra ha ido en aumento, pues aunque muchas pequeñas pumaradas de particulares han ido desapareciendo, los mismos lagareros han aumentado las plantaciones y la producción. 

Es muy agradable ver en primavera los pumares en flor y en otoño, el aroma que desprenden las manzanas maduras.

En todo el valle también abundan los nogales y en menor cantidad avellanos.

Todo ello, en aquella época era ecológico al "cien por cien" y hoy lo es, en su mayoría.

Localización

43.458397615048, -5.5615388

43.459259375777, -5.5641754114616

Aportaciones

Victoria Costales del Valle (Candanal).